viernes, 27 de marzo de 2009

Lucha de Juan Pundik

Supongo que al Presidente de la Plataforma contra la Medicación de la Infancia, Juan Pundik no le molestará que se reproduzca en este blog su dicurso ante el parlamento Europeo, a través del cual solicita que se excluya como potenciales consumidores del Prozac, a los menores de edad. Es una forma de sumar a su lucha , que es en parte, la que se trata de expresar en este espacio. De hecho ya se había publicado un post con fragmentos del documento que nos atañe y son más de 200 blogs los que han colaborado con la iniciativa de Pundik. Desde este blog cualquier persona también tendrá la oportunidad de conocer la problemática de la medicación con antidepresivos, y sumarse directamente las voces para que cesen los atropellos contra los Derechos del Niño, a través del correo de Pundik: jpundik@arrakis.es .

Estimados amigos:

A raíz de un dictamen favorable de EMEA (Agencia Europea del Medicamento) de junio del 2006 para la utilización del PROZAC (fluoxetina) en niños solicitado por su fabricante los laboratorios Lilly, y vistas las reacciones adversas sobre las que el prospecto del propio laboratorio advierte, constituí mediante convocatoria por correos electrónicos una PLATAFORMA CONTRA LA MEDICALIZACION DE LA INFANCIA, y reunidas suficientes firmas, me dirigí en junio del 2006 al Presidente de la Comisión Europea, Don Jose Manuel Durao Barroso, solicitándole que no avalara con su firma el dictamen de EMEA.

Al no recibir acuse de recibo ni respuesta, reiteré el texto hasta que a la 5ª reiteración recibí una respuesta que le había sido encomendada, no a los responsables de Salud Pública y Defensa del Consumidor, sino a Don Martin Terberger, Jefe de Unidad de Productos farmaceuticos de la Dirección General de Empresa e Industria, lo cual me pareció el colmo de lo descarado. De todo esto dí cuenta al entonces Presidente del Parlamento Europeo, Don Josep Borrell, que dió curso oficial a mi queja sobre falta de TRANSPARENCIA EN LA COMISIÓN EUROPEA.

Con fecha 25.10.07 recibí correo de Alina Vasile, Secretaria del Comité de Peticiones del Parlamento Europeo, informándome que la Comisión se reunía el 22.11.07 a las 17 horas para considerar el informe de la Comisión Europea y mi solicitud, y me invitaba a hacerme presente y pronunciar un alegato.

A pesar de que no era mi primera visita a Bruselas, un recorrido exploratorio al edificio del Parlamento Europeo en donde estaba citado para las 17 horas me permitió comparar el enorme contraste entre la antigua capital de esta hoy conmocionada y escindida Bélgica, con su catedral y sus monumentos y los rascacielos de la gigantesca burocracia europea. La visita me permitió entrever lo que pagamos los europeos para mantener este pacífico ejército que salvaguarda nuestra democracia que, aunque corrupta, es la atenta vigía y custodia de nuestros derechos y libertades.

Vuelto ya a la sede del Parlamento, fui recibido en la entrada por una secretaria de la Comisión de Peticiones que me colocó la tarjeta de identificación para atravesar los sistemas de seguridad del imponente Sancta Sanctorum. Entramos a la Sala de la Comisión. No me esperaba el enorme hemiciclo de tipo parlamentario. Arriba, quince cabinas para los traductores simultáneos. En cada cabina, varios traductores. Es la Sala de una de las Comisiones que funcionan durante todo el día. Los escaños delanteros para los europarlamentarios y representantes de organismos acreditados, los de atrás, para los peticionantes. Cascos para la traducción. Presidente polaco, secretarios varios de este melting pot que ha venido preparando nuestro convivenciable mestizaje desde hace miles de años atrás.

Los peticionantes anteriores venían de Irlanda a quejarse de sus corruptos ayuntamientos, que para saltarse las normas europeas sobre prevención medioambiental y protección de yacimientos arqueológicos e históricos en la construcción de presas y carreteras, dividían sus proyectos por partes de manera tal, que por ser entonces varios proyectos pequeños, estaban exentos de cumplir con los reglamentos e investigaciones pertinentes. El Ayuntamiento de Cork se había llevado por delante yacimientos arqueológicos y cementerios para construir carreteras. El de Tara había construido una presa sin estudios medioambientales. Acusaban a sus ayuntamientos de constituirse en juez y parte y de violar el ordenamiento jurídico que no le permite ser juez y parte, argumento al que me remití posteriormente, ya que la Agencia Europea del Medicamento también violaba esta tradición jurídica al permitir a los laboratorios ser jueces y partes en las autorizaciones de sus productos.

Llegó mi turno, y pronuncié mi alegato:

Excelentísimos señores eurodiputados de la Comisión de Peticiones del Parlamento:

Vengo a solicitar vuestra intervención para que este Parlamento:

1º. Vete o derogue la Decisión C(2006) 3842 que autoriza la administración de Prozac (fluoxetina) a niños y adolescentes menores de 18 años concedida por la mera petición del fabricante del producto, los Laboratorios Lilly.

2º. Derogue el artículo 6 del Reglamento de la Comisión Europea que permite un funcionamiento anómalo y ajeno a nuestro orden y tradiciones jurídicas como lo es el delegar en el solicitante de la autorización la investigación sobre los beneficios de la medicación por él producida, de sus contraindicaciones y posibles efectos adversos.

3º. Abra una investigación sobre la validez científica de las autorizaciones concedidas por la EMEA a los productos medicinales mediante este aberrante procedimiento.

4º. Establezca un ordenamiento jurídico transparente mediante el cual las autorizaciones para la administración de las sustancias medicinales se concedan mediante estudios, pruebas e investigaciones realizadas por organismos que sean garantía de independencia de la industria farmacéutica.

Es innumerable la cantidad de estudios e investigaciones publicadas en los últimos años que establecen que el enorme aumento del uso de antidepresivos que incrementan los niveles de serotonina, y que son administrados a menudo en combinación con otros fármacos, que también elevan esos niveles, constituyen una amenaza para la salud y la vida del paciente. Estudios e informes que me he ocupado de enviar, y de los cuales la Comisión Europea no ha tomado conocimiento, considerando válido el solo informe del laboratorio fabricante.

Se está concediendo a los profesionales médicos autorización para decidir cuáles de nuestras ideas o conductas deben ser rotuladas, diagnosticadas, tratadas, medicadas e incluso drogadas con el beneplácito de la Comisión Europea. El sistema democrático, tan trabajosamente conquistado, corre el riesgo de estar dando paso, muy veladamente, a un nuevo tipo de estado totalitario que pretende clasificar a niños y jóvenes en adictos, angustiados, depresivos, fóbicos, anoréxicas, bulímicas, atacados de pánico, bipolares, asmáticos, epilépticos, hiperactivos, etcétera; y someterlos a medicaciones segregacionistas y minusvalidantes, que borran de un plumazo los derechos y libertades individuales, por cuya conquista han luchado e incluso sacrificado sus vidas generaciones enteras de seres humanos que sentaron las bases de la sociedad democrática en la que vivimos.

Vengo a comparecer a Bruselas ante esta Comisión de eurodiputados del Parlamento Europeo en representación de la Plataforma contra la medicalización de la infancia, que cuenta ya con mil adhesiones, para defender la dignidad humana, la libertad, la democracia y los derechos del hombre, y en particular de las futuras generaciones, que están corriendo el riesgo de ser reemplazados por los derechos del mercado representado por las multinacionales.

Muchas gracias por la oportunidad que me habéis brindado de presentar este alegato y esta solicitud.

Las peticiones anteriores habían provocado escasas intervenciones de los europarlamentarios presentes. La mía produjo la multitudinaria demanda de pedidos de palabra. Dos para defender las bondades del Prozac, la confianza en las investigaciones del laboratorio fabricante, la responsabilidad de los médicos que debían administrarla, y la responsabilidad de la Comisión Europea. La mayoría de los europarlamentarios utilizó los datos de mi presentación para cuestionar la administración de antidepresivos en infancia y adolescencia.

Una joven representante de la Comisión Europea defendió la posición de la Agencia Europea del Medicamento y de la Comisión, alegando que habían tomado en cuenta las investigaciones que yo mencionaba y se habían inclinado por las ventajas de la administración del Prozac en niños y Adolescentes deprimidos, previo fracaso de tratamientos psicoterapéuticos y demandando a los profesionales médicos precauciones a la hora de recetar Prozac en infancia y adolescencia.

Me dieron un nuevo turno de intervención para responder, durante el cual insistí en mi acusación de falta de transparencia y seriedad por parte de la Comisión Europea y de la Agencia Europea del Medicamento y de la corruptela legalizada de sus reglamentaciones, que permitían a los laboratorios constituirse en juez y parte como en los casos de los ayuntamientos de Cork y Tara. Les hice saber que en las cartas que obran en mi poder, recibidas del jefe de Unidad de Productos Farmacéuticos de la Dirección General de Industria y Comercio de la Comisión Europea, reconocía que no tenía conocimiento de las investigaciones que yo incluía en mi informe.

Insistí en mi consideración de que las respuestas emitidas por la Comisión Europea a través de esa Dirección General eran una demostración de su corrupción, ya que no estábamos ante temas ni de Industria ni de Comercio, sino de Salud Pública, de Defensa del Consumidor, de derechos y libertades individuales. Que la Comisión Europea no me merecía la más mínima confianza, cuando días atrás, su presidente había reconocido que su apoyo a la invasión de Irak había sido obtenido mediante engaños, que la industria farmacéutica también los engañaba, que estaban sometidos no sólo a los engaños de los laboratorios farmacéuticos, sino también a las directivas de la FDA de los Estados Unidos, que actualmente está siendo investigada por el Senado Norteamericano por corrupción, por recibir subsidios de la industria farmacéutica. Manifesté mi opinión de que había que investigar si la Agencia Europea del Medicamento recibía también subsidios de la industria farmacéutica para autorizar sus productos. Que si bien la industria farmacéutica nos brindaba las sustancias que prevenían la enfermedad, protegían nuestra salud y nos curaban, también habían sido los inescrupulosos generadores de los monstruos producidos por la talidomida, de las muertes consecuencia de la administración del antiinflamatorio Vioxx, ahora prohibido, y de centenares de medicamentos cuya autorización es anualmente revocada por las consecuencias iatrogénicas aparejadas que se descubren tardíamente cuando las personas ya han sufrido sus consecuencias, incluida la muerte.

El Presidente me informó que me había excedido en el uso de mi palabra, que me agradecía mi presencia y mi intervención, que mantendría abierta la investigación del tema sobre el que solicitaría información ampliatoria. Varios europarlamentarios, representantes de organizaciones acreditadas y de la prensa se me acercaron para felicitarme por mi valiente denuncia y para pedirme los textos de mi documentación y mis libros sobre el tema, de los cuales había llevado ejemplares para su distribución. Salí de la reunión contento, satisfecho, fortalecido con la convicción de que ésto tiene que ser sólo el comienzo, que la lucha continúa, que el inconsciente y el psicoanálisis requieren una política. Que hay un amplio margen y posibilidades para la militancia política en los organismos de la Unión Europea que son desconocidos e infrautilizados por sus ciudadanos, y que debemos tenerlos en cuenta en nuestros objetivos, porque son más accesibles y democráticos que los organismos de nuestros gobiernos nacionales.

En el avión, titular de El País: “La trama de corrupción, campa a sus anchas en Madrid desde hace años”, ya lo decía Hamlet: “Algo huele a podrido en Dinamarca”. Dinamarca, como todo, se ha globalizado. La vuelta a la militancia me ha metido en la máquina del tiempo. Me hace sentir 30 años más joven. Os recomiendo la receta de todo corazón. No vaciléis en probarla.

El problema es que esto sólo debería ser el comienzo y que la lucha de la Plataforma debe continuar. Hasta ahora lo he hecho prácticamente sólo, casi en una sóla dirección. Ahora se abren los caminos en todas las direcciones. En la dimensión de lo local, en relación a colegios, hospitales, colectivos profesionales y de cualquier otro tipo, ante organismos oficiales como ayuntamientos y otros, ante autoridades nacionales, como ministerios, diputados, senadores y europarlamentarios y por supuesto, ante Bruselas. Tenemos que llevar adelante la Plataforma como una organización de la que cada uno y cada una seais voceros de esta lucha política contra la medicalización de la infancia y de la vida cotidiana. Espero ideas, propuestas y ofrecimientos.

Cordialmente,

Juan Pundik

Plataforma contra la

medicalizaciónde la infancia

Presidente

Para adherir a la causa o comunicarse con Juan Pundik, envía un mail a: jpundik@arrakis.es

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